sábado, 14 de septiembre de 2013

Tipos humanos

En la espectacular heterogeneidad del paisaje humano de Londres, es posible distinguir algunos tipos recurrentes. Está, por ejemplo, la inglesa leptosómica, esa mujer escurrida, longuilínea, de piel sepulcral -aclarada, hasta casi la transparencia, por la falta de luz-, que camina siempre al borde del cataclismo, como un espantapájaros a punto de ser derribado por el viento, pero que evita el descalabro gracias a un impulso ascensional, a una suerte de perpetuo estiramiento  hacia lo alto. Julio Camba, mezclando la agudeza con la misoginia, como solía, la compara con un paraguas; Olivero Girondo, con un farol. No es difícil continuar la lista de símiles: una escoba, una cigüeña, un insecto palo. (La inglesa leptosómica se opone a la inglesa negra, que despliega labios, pechos y nalgas como si pusiera pasteles a la venta, y que pasa a tu lado como un ciclón de chocolate). Está, también, el joven de los negocios, que alterna, según el tiempo, el traje inevitablemente gris, entallado, de solapas estrechas y justo de piernas, y la corbata fina -como si las prendas, al igual que él, quisieran contener su presencia en el espacio, estrecharse hasta el adentramiento-, y el traje sin chaqueta ni corbata, con una camisa blanca, rosa o violeta, algo más holgada, y un bolso en bandolera, cuya cinta le cruza el pecho como una canana. Y está, por fin, el personaje excéntrico, el que va por la calle con una barretina y una falda escocesa, o con la pechera llena de medallas de la Unión Soviética, o con un loro en el hombro. Esta excentricidad suele ser más frecuente entre los hombres, aunque, cuando se da entre las mujeres, brilla con una luz más intensa. A los varones les encantan los ropajes desmañados y las guedejas canas, pero una dama excéntrica puede ir por la calle tocada con un sombrerito de los que se llevan en el derby de Epson y un sari indio, mientras lee, caminando, un volumen húngaro de filosofía. Elizabeth Sitwell sabía mucho de excentricidad femenina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario