Sergio Gaspar fue el primero en hablarme de Bruno Marcos (que, por entonces, firmaba como Bruno Marcos Carcedo). No recuerdo muy bien a cuenta de qué, pero no es difícil imaginar que sería por un manuscrito que le habría hecho llegar. También le mandó un libro, que luego me enviaría a mí: Libro de las enumeraciones, publicado en 1996, cuando su autor tenía solo 26 años, en la legendaria colección "Provincia", del Instituto Leonés de Cultura. Sergio me dijo: "Léete esto", y yo lo hice. Cuando gente cuyo criterio respeto me dice "léete esto", yo lo hago. También Antonio Gamoneda me mandó, hace algunos años, un poemario de un tal Basilio Fernández, con la recomendación/orden de que me lo leyera, y de esa lectura nació una tesis doctoral. El libro de las enumeraciones me pareció portentoso, y, sobre su calidad, me pareció que revelaba a un poeta, a un escritor verdadero. El libro, compuesto de fragmentos en prosa y versículos sueltos, empieza así:
Ha hecho falta el odio para llegar a este relato
el odio ante la blanca terquedad del dolor
el odio de las aguas lisérgicas
Me ha dado miedo mucho tiempo este relato
pero el relato me ha perseguido y me ha llegado
su brisa helada bajo el sol.
Esto no es ninguna historia porque no te va a llevar a ningún punto, porque no va a haber ninguna génesis, ni ninguna hecatombe, esto son las descomposiciones de los grandes excrementos, un instante en el proceso, un libro de enumeraciones que va a ayudar a bailar a quien está llorando y a llorar al que está bailando sobre los médanos en el sopor simpático de la sedación. Pero tú y yo y él podremos superar este relato, porque a ti, a mí y a él nos gustaría saber de qué ha estado tratando todo esto y tú y yo y él también tenemos, por supuesto, nuestras preguntas personales.
El libro en DVD no salió, por alguna de las múltiples circunstancias que, a veces abiertamente, a veces misteriosamente, cercenaban las posibilidades de publicación, pero sí surgió una admiración por mi parte y una relación personal -que, no por la distancia geográfica que nos separa, ha sido menos cordial- que nos han llevado al intercambio de libros y a la participación de ambos en proyectos literarios comunes. Yo incluí a Bruno en mi antología de jóvenes poetas españoles Poesía pasión, y él no ha dejado de darme cuenta de una obra literaria que se ha decantado por el diario (con un espléndido Suite Voltaire, por ejemplo), la narrativa y las artes plásticas (Bruno es licenciado en Bellas Artes y dibujante y pintor), aunque siempre permeados por un intenso sentido poético. Hace algunos meses, Bruno me invitó a participar en una breve antología de poetas en cuya obra el tiempo -su paso, su opresión, su significado- tuviese una presencia destacada, y anteayer aterrizó en mi buzón el resultado de su iniciativa: Raros de tiempo, publicado por Manual de UltramarinoS, uno de esos sellos no comerciales, catacúmbicos ("secretos" los llama el prologuista del volumen, Mario Paz González), pero exquisitos (e imprescindibles para la supervivencia de la literatura), que encuentran un placer casi malsano en el cultivo de una poesía lateral, desdeñosa de los prescindibles (y microscópicos) fastos de la obra acomodada. La plaquette, subtitulada "Antología de poetas raros heridos por el tiempo", lleva un frontispicio de los editores, el prólogo de Mario y los poemas de seis autores, a tres de los cuales me enorgullezco de tener por amigos: al propio Bruno, a José Luis Puerto (el autor del prodigioso Señales) y a mi hermano Tomás Sánchez Santiago. La nómina se completa con Jorge Carbalho Branco y Eloy Rubio Carro. Yo contribuyo con dos poemas de Las horas y los labios: "El tiempo crece, rizoma de instantes..." y "El tiempo pasa con lentitud incandescente...". Se han tirado 50 ejemplares numerados y fuera del comercio, en papel cuya pulpa proviene de viejos ejemplares de San Juan de la Cruz, Rubén Darío y Gustavo Adolfo Bécquer, entre otros. Esta transmutación me enorgullece, y no porque crea, ni mucho menos, que mis versos son digna o suficiente continuación de los suyos, sino por lo que supone de persistencia del espíritu poético, de compromiso con la palabra, de lucha contra el olvido. Y un último detalle: Raros de tiempo viene con un punto de libro, regordete, que reproduce la portada del volumen, un ángel con las alas alzadas, que sopla.
Bruno ha tenido, además, la gentileza de añadir al envío un ejemplar de su novela corta Dakovika, publicada por entregas en Internet a lo largo del invierno de 2013, y que ahora ve la luz en el papel transustanciado de Manual de UltramarinoS; los librastófilos 1, 2 y 3, hojas volanderas que hablan de los vendedores de libros en el Rastro y su tipología psicobiológica, de escritores secretos, como Alejandro Sawa, y de las palabras de la tribu, respectivamente; y una reedición del célebre cuento "El dinosaurio", de Augusto Monterroso, que tiene la indudable ventaja de que no requiere mucho papel, y que cuenta en la cubierta con una ilustración del hijo de Bruno, Darío Marcos: "Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí" (pero el dinosaurio no era, en realidad, un animal prehistórico, sino un compañero de piso de Monterroso, enamoradizo y facundo, al que, por su tamaño y su parsimonia, llamaban "el dinosaurio": una noche se sentó en la cama del guatemalteco y empezó a contarle, muy compungido, sus desdichas amorosas; cuando Monterroso se despertó, el dinosaurio todavía estaba allí). Todo el conjunto, pues, ha sido una fantástica sorpresa y un regalo, uno de esos que hacen que creas que las cosas buenas todavía llegan por correo, gratuitamente.
Solo me resta conocer a Bruno!!
ResponderEliminarEl paseo por el Parc Central, precioso!
Yo soy más de paellas que de helados, aunque de vez cuando tomo alguno, pero de heladería.
Un abrazo
Por un amigo conocí esa extraña y clandestina editorial y ha sido toda una sorpresa.
ResponderEliminarAcabo de leer Dakovika de Bruno Marcos, un viaje de la bohemia calaña por los tejados de una ciudad de provincias, buscando la gloria lejos del suelo. Os la recomiendo como la poesía de este autor. Lo difícil será encontrarla.
ResponderEliminarme ha picado la curiosidad, buscaré algún libro de este escritor y de esa editorial de hermoso nombre.
ResponderEliminarA todos los anteriores: gracias por vuestros comentarios. Y me alegro de que mi entrada haya servido para difundir, siquiera mínimamente, la obra de un autor que bien merece ser leído y conocido. Seguro que, si, ¡ay!, podéis conseguirla, la disfrutaréis.
ResponderEliminarUn saludo cordial a todos.